En un planeta con recalentamiento global, con una salvaje depredación de
recursos naturales, con una desnutrición inaceptable y con neoplasias de toda
religión o estrato social; en un planeta así es conveniente, es lógico, es
inteligente, es humano, que se preserve y se estimule y se opte y se desarrolle
más las actividades ecológicas en
cambio de las contaminantes.
No se puede destruir la única casa que tenemos y en donde vivimos para
comprar estatus. No podemos llamar
“inversión” a la destrucción de la vida. La naturaleza no es una mercancía, es
obra del universo, del tiempo y es el soporte de toda la vida.Fuente: http://despernado.lamula.pe/2013/10/23/vida-y-costumbres-en-las-alturas-de-peru/despernado/
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