Reconócelo. Si alguna vez has tenido un perro en tu vida, o si aún
tienes alguno a tu lado, te debe de haber costado más de un zapato, la
pata de una mesa, almohadones, peluches o papeles importantes. Lo
destruyen todo.
Pero también es cierto que no has podido
soportar su gesto al 'reconocer el daño' que cometieron. Tienen esa
inexplicable capacidad de hacer que termines sintiéndote tú el culpable
con solo agachar la cabeza y tumbarse patas arribas con gesto de 'lo
siento'.
Fuente: http://redaccion.lamula.pe/2013/10/10/con-el-hocico-partido-con-el-rabo-entre-las-piernas/ginnopaulmelgar/
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